El avance en las tecnologías de la información, robótica, inteligencia artificial y capacidad computacional están reconfigurando el panorama laboral a lo largo y ancho del mundo. El “trabajo en casa”, que cientos de miles de guatemaltecos se vieron obligados a practicar de un día para otro, es solo un ejemplo del tipo de cambios a los que hay que irse acostumbrando. La automatización de procesos y robotización, por ejemplo, representa una formidable amenaza para trabajos que consisten en tareas sencillas, predecibles y repetitivas; el avance de la inteligencia artificial y de los algoritmos está permitiendo a las máquinas adentrarse en la realización de sofisticadas y complejas tareas que antes estaban reservadas para los humanos. Esta es una tendencia a la que Guatemala, tarde o temprano, tendrá que hacerle frente, aprovechando las ventajas que ofrece en relación con trabajos futuros y respondiendo a las amenazas que representa para las ocupaciones actuales. En todo caso, lo único cierto es que la mayoría de los trabajadores actuales no cuentan con las competencias para los trabajos más sofisticados existentes, mucho menos con las que demandarán los trabajos del futuro. Desarrollar mejores y más sofisticadas competencias laborales, así como una educación primaria y secundaria enfocada en matemáticas, ciencias y tecnología, son elementos claves para hacerles frente a los desafíos que significará la creación de empleo en un futuro no muy lejano. El problema práctico es que mientras ese futuro llega y se forman nuevas generaciones de guatemaltecos adecuadamente capacitados, las necesidades presentes de empleo no pueden quedar desatendidas.
El cambio de modalidad de la globalización, alejándose de Asia y acercándose a regiones cercanas a EE. UU. y Europa, ofrece a la región una oportunidad como la que en su momento ofrecieron los Tratados de Libre Comercio en materia de empleo. Oportunidades que, 15 o 20 años después, la región no supo aprovechar al máximo. La región puede aprovechar este cambio y generar acá los cientos de miles de empleos que muchas cadenas globales ayudaron a crear en muchos países asiáticos. Aunque algunas de estas actividades productivas que requieran, de entrada, trabajadores altamente capacitados o educados, podrían ofrecer una vía de entrada al mercado laboral formal a cientos de miles jóvenes que hoy no tienen otra opción que la informalidad. Aunque no sean estos el tipo de empleos que todos quisieran para la población de la región, debe reconocerse que existe una sobreabundancia de mano de obra joven y poco calificada que difícilmente podrá ser empleada de la noche a la mañana en actividades altamente sofisticadas. En esta materia es muy difícil dar un salto cuántico; mientras el futuro llega, habría que asegurar, por lo menos, los empleos del presente.
https://elperiodico.com.gt/opiniones/2022/05/31/los-trabajos-de-manana/
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