El regreso a clases presenciales para 4.1 millones de estudiantes es una prioridad de país

El regreso a clases presenciales para 4.1 millones de estudiantes es una prioridad de país

La suspensión de clases presenciales por más de 21 meses, debido a la pandemia, está impactando el desarrollo integral de los estudiantes, tanto en sus competencias básicas, incluyendo matemática y lectura, como en sus destrezas sociales y habilidades blandas.  Entre éstas se encuentran la capacidad de trabajo en equipo, liderazgo, resolución de problemas, flexibilidad ante el cambio, entre otras.  El objetivo de formar ciudadanos responsables y preparados para la vida no se está alcanzando plenamente con la educación a distancia.

Estudios de diversas instituciones internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Diálogo Interamericano, UNICEF y la UNESCO muestran que la interrupción de la educación durante la pandemia ha provocado una significativa pérdida de aprendizajes y el aumento de las brechas educativas, así como riesgos de deserción escolar, repitencia y menor bienestar para la niñez y juventud durante su etapa de desarrollo integral, incluyendo los riesgos de embarazo adolescente y exposición a la violencia doméstica o del contexto.

Los niños y jóvenes de la actualidad llegarán a su edad adulta en los próximos años con serios déficit en su formación.  Por lo anterior es de suma importancia valorar y promover el retorno a las escuelas de una forma presencial y bajo adecuados protocolos de bioseguridad.  Las consecuencias para los alumnos de una formación deficiente, si se continúa únicamente con educación a distancia, pueden ser perjudiciales, ya que no se logran los mismos resultados de forma presencial que de manera remota. Como señala el Banco Mundial, la pandemia puede llegar a provocar una reducción de al menos 1.5 años de escolaridad en el caso de Guatemala.

La necesidad de quedarse en casa debido a la crisis sanitaria ha interrumpido el pleno desarrollo de habilidades y competencias[1]. Esto representa un riesgo a mediano y largo plazo para la vida de los niños y jóvenes, que al no contar con las destrezas que se demandan para la inserción laboral, les generará una pérdida aproximada del 10% anual en sus ingresos futuros a lo largo de su vida. Además, se reduce la posibilidad de acceder a la universidad o a la formación técnica.

De acuerdo con Jaime Saavedra, director de Educación del Banco Mundial: “La crisis de la COVID-19 paralizó los sistemas educativos del mundo entero. Hoy en día, 21 meses después, las escuelas permanecen cerradas para millones de niños y es posible que muchos no regresen nunca a los centros educativos. La pérdida de aprendizaje de la que son víctimas muchos niños es moralmente inaceptable. Y el aumento potencial de la pobreza de aprendizajes podría tener una repercusión devastadora en la productividad, los ingresos y el bienestar futuros de esta generación de niños y jóvenes, sus familias y las economías en todo el mundo".

En conclusión, mantener cerradas las escuelas repercute en menores aprendizajes para los estudiantes, menos ingresos futuros a lo largo de su vida y el riesgo de un aumento en el abandono escolar, entre otras consecuencias sociales. Por tanto, Empresarios por la Educación considera muy importante: a) promover el retorno a la presencialidad, b) analizar los resultados de las evaluaciones diagnósticas en cada centro educativo para determinar en dónde se encuentra cada estudiante en el desarrollo de las competencias, y c) implementar programas para nivelar los aprendizajes no alcanzados y estrategias para acelerar el desarrollo de las habilidades, para el beneficio de los 4.1 millones de alumnos guatemaltecos.

¡Sumémonos todos a apoyar el retorno seguro a clases presenciales!