"Maestros en los que se puede confiar" por Carolina Roca (24/09/2014)

A lo sumo, el 15 el por ciento de los graduados de secundaria que aplican a las universidades finlandesas para estudiar Magisterio de primaria es aceptado: los mejores y más talentosos.

Escritos sobre la reforma educativa de Finlandia, como los de Pasi Sahlberg, y una reciente presentación de Krista Kiuru, Ministra de Educación de ese país, nos permiten reflexionar sobre uno de los mejores sistemas educativos del mundo.

La calidad y los resultados educativos de Finlandia eran poco alentadores en los años 70. Pero después de tres décadas de reformas consistentes, a un costo inferior al registrado en otros países desarrollados, su sistema educativo ha sido reconocido como uno de los mejores del mundo. Se han valorado su acceso, equidad, descentralización, calidad y altos resultados en las pruebas internacionales para evaluación de estudiantes (PISA).

A diferencia de las reformas centradas en la competencia por recursos y buenos estudiantes, la estandarización curricular, la responsabilidad medida por resultados en pruebas estandarizadas y por la escogencia de escuela; la reforma finlandesa se basa en la colaboración, la personalización y adecuación local, así como en la responsabilidad basada en la confianza y la equidad en el acceso.

Entre las características que distinguen al sistema finlandés destacan su financiamiento estatal completo, la no realización de pruebas de admisión (salvo en universidades), los altos estándares educativos , el alto grado de capacidad de decisión a docentes y autoridades locales, la evaluación diseñada localmente, la atención a estudiantes con necesidad de apoyo para aprender y, particularmente, los excelentes maestros.

Ni maestros ni escuelas son evaluados externamente y no existen pruebas generales estandarizadas a los estudiantes –salvo la de graduandos de secundaria– porque se confía en que los maestros toman decisiones acertadas. Esa confianza se basa en los filtros académicos de ingreso para estudiar Magisterio, su sólida formación universitaria, experiencia, actualización permanente, prácticas de reflexión docente y gran compromiso con los estudiantes, la calidad y la equidad.

Los programas para formar maestros de educación primaria se ofrecen a nivel de maestría, con orientación a la investigación y duran entre cinco y siete años. Los candidatos pasan por dos fases de selección. La primera se basa en las notas del examen de admisión a la universidad, el diploma de secundaria, el récord de actividades extracurriculares y un examen sobre materias educativas. La segunda, a la que pasan los que obtienen resultados más altos en la primera, se basa en entrevistas para determinar la vocación y el interés en ser maestro. Solo 15 por ciento de postulantes es aceptado.

Los programas incluyen conocimientos científicos sobre materias educativas, métodos de investigación sobre aprendizaje y enseñanza, competencias de pensamiento crítico, solución de problemas, trabajo en equipo, liderazgo y aprendizaje continuo; así como práctica docente.

De acuerdo con Sahlberg, los salarios de los profesores son levemente superiores al salario promedio del país y cercanos a lo que ganan sus pares en los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos. Las remuneraciones difieren poco y se incrementan con base en experiencia, no en méritos. Cuando un maestro llega a la mitad de su carrera, su ingreso ha crecido 33 por ciento. Los salarios más altos son 58 por ciento del salario inicial en el caso de los maestros del primer ciclo de secundaria y 77 por ciento para los del segundo ciclo.

En síntesis, los maestros finlandeses gozan de aprecio social y confianza institucional porque pasaron una selección ardua para estudiar Magisterio, tienen vocación, están formados integralmente y con el mismo rigor académico que otras profesiones, saben trabajar en equipo, piensan críticamente y resuelven problemas. Saben enseñar con excelencia e investigar sobre enseñanza y aprendizaje, se desempeñan con ética, su remuneración es razonable y competitiva y cuentan con los recursos y apoyos necesarios.

Esta información sobre la profesión docente en Finlandia nos hace pensar en la formación universitaria de maestros en Guatemala. Sin programas sólidos y de excelencia, la confianza en las competencias magisteriales no será posible. Por ello, la actualización de los catedráticos que formarán a los nuevos maestros en programas de nivel superior se convierte en la primera prioiridad. Nuestras universidades podrían aprovechar la cooperación internacional ofrecida al país, incluyendo la generosa disposición del Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia.

“Los programas para formar maestros de primaria en Finlandia se ofrecen a nivel de maestría y duran entre cinco y siete años”.

 

Fuente: Carolina Roca, Revista Contrapoder, 24/09/2014

Fecha del Artículo: 
Miércoles, Septiembre 24, 2014

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