Ante el cambio de gobierno e inicio de una nueva administración que estará dirigiendo los destinos del país en el período 2020-2024, se vislumbra una perspectiva esperanzadora. El equipo que asume la gestión del Ministerio de Educación, bajo el liderazgo de la Dra. Claudia Ruiz Casasola, enfrentará múltiples desafíos, de los cuales se recomienda priorizar las estrategias y acciones enmarcadas en los siguientes ejes:
- Inversión en el desarrollo de la primera infancia
- Fortalecimiento de la profesión docente
- Mejoramiento de los aprendizajes y desarrollo de competencias
- Formación relevante para jóvenes en la secundaria
- Fortalecimiento de la gestión del Ministerio de Educación.
La necesidad de avanzar a un paso más acelerado en la transformación del sistema educativo lleva a sugerir las estrategias clave para que se impacte claramente en la formación y el aprendizaje de los estudiantes. Las estrategias que podrían detonar ese cambio en el sistema que nos permita acercarnos a los mejores países de la región latinoamericana incluyen la ampliación de la cobertura educación inicial y el fortalecimiento de la preprimaria, la selección de los docentes por mérito, la creación de la carrera docente que promueva el desarrollo profesional continuo, la implementación de la tecnología en el 100% de los centros educativos para desarrollar las competencias del siglo XXI y habilidades científicas, institucionalización de los 200 días de clase y el mejoramiento en el uso del tiempo en el aula, a la par del fortalecimiento del acompañamiento escolar.
También se recomienda continuar con la reforma de la secundaria, ampliando la cobertura con esquemas novedosos y promoviendo aprendizajes relevantes para la vida, el emprendimiento y el empleo. Asimismo es fundamental fortalecer la gestión del Ministerio de Educación, con una efectiva política de infraestructura escolar y asegurar la eficacia en la ejecución de los programas de apoyo a los centros educativos con participación de los padres de familia; modernizar la gestión de los recursos humanos, tomando en cuenta las mejores prácticas; planificar la implementación de las políticas educativas alineadas a un plan de largo plazo que garantice la cobertura y la calidad, evitando desviar fondos por los compromisos derivados de los pactos colectivos. Finalmente, se recomienda fortalecer la descentralización y la gestión en las direcciones departamentales, seleccionando a los directores por oposición, ya que su responsabilidad es alta.
Sabemos que no será fácil, pero con liderazgo, enfoque en prioridades y trabajo en alianzas se puede hacer la diferencia para lograr educación de calidad que mejore la vida de todos los guatemaltecos. Se presenta la oportunidad de hacer cambios de fondo. Le debemos a nuestros niños y jóvenes una educación de calidad y de primer mundo. Es momento de cambiar las reglas del juego.
Guatemala, 14 de enero de 2020
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