La mejora de la educación recae en la preparación de los maestros.
Guatemala emprendió hace cinco años una reforma educativa trascendental. Derivado de un diálogo y consenso interinstitucional, en el 2012 el Ministerio de Educación resolvió elevar la formación inicial de los maestros de primaria a la universidad, una decisión crítica, pero largamente diferida. La estrategia, que fue adoptada hace décadas por la mayoría de países de la región latinoamericana, parte de la premisa que el poder transformador de la educación, así como su capacidad real de incidir en el desarrollo de los pueblos, depende de que los maestros cuenten con los conocimientos, competencias y herramientas para realizar una labor eficaz. No hubo necesidad de convencer a las universidades sobre la urgencia de este cambio, pues estas dieron ese paso tiempo atrás, convencidas de la relevancia de la preparación de los futuros educadores para mejorar la calidad de la educación. Ellas lanzaron los primeros programas de formación de maestros de primaria a nivel superior hace casi dos décadas atrás, mucho antes de que ello fuera requerido en ley.
Sin embargo, más allá de lo plasmado en la estrategia aprobada por el Mineduc, el exigir que los maestros de primaria sean certificados por las universidades es necesario, pero no suficiente. Se debe garantizar que el cambio provoque una renovación profunda del proceso de formación inicial docente, de forma tal que se cumpla con los estándares de calidad requeridos. Por ello, la Universidad de San Carlos de Guatemala y varias universidades privadas se integraron en un consorcio y se comprometieron a trabajar juntas para asegurar que la reforma permitiera entregar a la sociedad maestros bien preparados. Este tema es tan importante para el país, que las casas de estudios han podido hacer frente a limitaciones y sortear obstáculos para trabajar juntas desde hace varios años. Para lograrlo han puesto sus propios fondos y sus mejores talentos al servicio de esta importante iniciativa. Asimismo, han contado con el apoyo complementario de socios, tales como la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos de América, a través del Programa Leer y Aprender, que han brindado recursos y asistencia técnica. Este esfuerzo colectivo ha permitido investigar el estado del arte de la formación inicial docente para los niveles preprimario y primario, establecer criterios curriculares para la alineación de programas de formación de maestros, sistematizar las mejores prácticas impulsadas por las universidades del país y discutir criterios para el abordaje del bilingüismo y la interculturalidad en las carreras de formación inicial docente, entre otros valiosos productos.
Afortunadamente, el cambio de gobierno no ha perturbado la reforma. El Ministro de Educación está muy familiarizado con el tema, pues él formó parte de este consorcio en su inicio, entonces representando a la Usac. El lunes de la semana pasada, los miembros de la agrupación, encabezados por la Universidad Panamericana, que coordina al grupo en esta etapa, se dieron cita en la Universidad Mariano Gálvez, junto al Ministro y a sus Viceministros Técnico y de Verificación de la Calidad de la Educación, para la inauguración del Programa Interuniversitario de Formación de Formadores. La lección inaugural del programa estuvo a cargo de la UVG. Los beneficiarios de este programa, cuya estructura es modular y semipresencial, fueron designados por las universidades miembros del Consorcio (San Carlos de Guatemala, del Valle de Guatemala, Mariano Gálvez, Panamericana, Galileo, Internaciones y San Pablo) y por el Mineduc. El programa afianzará la formación de los catedráticos de las universidades. Este paso es fundamental para lograr que la reforma permita entregar a nuestra sociedad los nuevos maestros de primaria, que se convertirán en unos de los principales agentes de cambio que Guatemala necesita con urgencia.
Fuente: Artículo escrito por Roberto Moreno Godoy en elPeriódico, 26/02/2016
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