Para que la educación de la niñez en Guatemala mejore, es necesaria la profesionalización de los docentes a nivel universitario, según explican tres educadores que con su dedicación e iniciativa para mejorar los métodos de enseñanza en el aula, obtuvieron el reconocimiento Maestro 100 Puntos.
En el marco del Día del Maestro, Mildred Soberanis, ganadora en 2009; Darwin Moreno (2011) y Ana Susetty Navas (2013) coinciden en que no solo es deber de las autoridades, sino también es un compromiso de cada docente continuar su capacitación, tomando en cuenta que tiene como responsabilidad formar la vida profesional de niños y jóvenes.
Pese a que el factor económico puede ser una limitante para seguir en la universidad, Soberanis señala que se “deben buscar alternativas para ir innovando” la enseñanza. Según Moreno, “los profesores deben buscar herramientas para hacer las clases más dinámicas; no hay excusa para no hacer algo diferente”.
Navas indica que es necesario “cambiar el proceso que traemos de que el maestro lo sabe todo, y tratar de llevar al alumno a ser parte elemental y principal dentro de un salón de clase”. Los profesionales enfatizan que los jóvenes deben tener claro que para ser maestro hay que tener vocación, pues no se trata de una simple opción para encontrar trabajo de manera rápida mientras se ingresa a la universidad.
Poco recurso para formación de maestros
La ministra de Educación, Cynthia del Águila, renoce que se destina menos del 10% del presupuesto para capacitación; sin embargo, señala que actualmente la cartera cuenta con el Programa Académico de Desarrollo Profesional Docente (Padep/D), que tiene como objetivo llevar la formación de los maestros a un nivel universitario. Esto, debido a que en “sus manos está la responsabilidad del desarrollo de las generaciones presentes y futuras de estudiantes”.
Indica que la carrera magisterial es humanista y que exige ver hacia el futuro, por lo que un maestro debe estar en constante actualización. Al mismo tiempo, que se está preparando para garantizar educación incluyente. “Deben involucrarse todos los sectores. Mantenernos unidos, comprometidos, trabajando en conjunto para que la educación se dé”, dijo Del Águila.
De acuerdo con la titular del Ministerio de Educación (Minedu): “Desde el principio establecimos que se llegaría con apoyo a las aulas, con materiales, metodología y acompañamiento. Los docentes junto con los padres de familia son los garantes del desarrollo de los niños”.
Leer, pensar y escribir para luego compartir
El proyecto de Mildred Yolanda Soberanis Montes: Leo, pienso, escribo y comparto, se basa en la lectura de un cuento y, partiendo de ello, realizar más de 30 actividades de lectoescritura. Con su trabajo, ganador en 2009 del certamen Maestro 100 puntos, fomenta en los niños la participación, trabajo en equipo, elaboración de canciones, poemas y contenidos de otras materias ajenas a la Comunicación y el Lenguaje.
“Me capacito cada mes en el fomento de la lectura, ahí obtengo estrategias de lectoescritura y recopilo actividades que utilizo para este proyecto”, expresa Soberanis Montes. En su plan también trabaja con organizadores gráficos, lo que le ayudó a instruir a los niños para que al siguiente año pudieran desarrollarlos. Eso fue el éxito de su trabajo, según confiesa la docente. Las estrategias que ideó pueden ser implementadas por estudiantes de preparatoria hasta universitarios, y han sido compartidas en talleres. Asegura que aunque un niño no sepa leer, se le pueden enseñar las estrategias, pues el maestro es quien dirige la actividad.
La docente ha compartido su proyecto con niños de primero y tercero primaria, actualmente imparte quinto primaria.
Despierta en estudiantes el interés por la investigación
Ana Susetty Navas imparte Estudios Sociales a los alumnos de Sexto Primaria del Centro Educativo San Damiani, zona 19. Ella fue premiada en 2013 con el proyecto denominado Fomentando hábitos de investigación a través de la realización de seminarios. Este surge al ver que los niños de hoy en día no se preocupan por ir más allá en las tareas que se les asignan en las aulas, pues acuden al Internet donde obtienen los trabajos ya elaborados.
“Necesitamos recuperar todo el proceso de investigación. Permito que ellos (los niños) elijan un tema de su interés, porque así se motivan a elaborar un mejor trabajo y al mismo tiempo adquieren conocimiento a profundidad”.
Los estudiantes seleccionar el tema, deben realizar un trabajo completo de seminario. La tarea no se centra solo en el aula, pues también se realiza trabajo de campo. “Nosotros queremos que ellos conozcan la realidad a la que se exponen”, explica.
De acuerdo con Navas, participar en este proyecto “impacta” a los niños, quienes como examen final deben exponer el seminario ante sus padres y autoridades de la comunidad, para que estos conozcan el valor de su trabajo.
Gracias a esta dinámica, los estudiantes pierden el temor de hablar en público y se vuelven más conscientes de su entorno.
Fuente: Siglo 21, 25/06/2014
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