El 40 aniversario de la fundación del primer centro educativo de Fe y Alegría en Guatemala es motivo de felicitación, pero también es un espacio para la reflexión sobre las condiciones que han llevado a esta noble organización a cumplir su visión y su misión con excelencia. El proyecto nace con el objetivo de brindar oportunidades de educación a niños y jóvenes vulnerables, especialmente de áreas marginales y rurales que carecían del acceso a la misma.
El inicio se dio en 1976, muy de la mano con la reconstrucción nacional, después del terrible terremoto que azotó a nuestro país en febrero, evento que nos marcó de manera determinante. Aunque el movimiento Fe y Alegría tiene su origen en Venezuela, actualmente se encuentra presente en 14 países de América Latina, contribuyendo con esquemas y metodologías innovadoras en la gestión y en las aulas.
Fe y Alegría cuenta actualmente con 49 centros educativos propios y cinco relacionados, ubicados en ocho departamentos del país, siendo estos: Guatemala, Quiché, Totonicapán, Chiquimula, Petén, San Marcos, Huehuetenango y Sololá. El impacto se da a través de brindar educación gratuita y de calidad, que contribuye al desarrollo social y humano de las comunidades donde los centros educativos están ubicados.
Entre las fortalezas que denota Fe y Alegría puede mencionarse el cumplimiento de los 180 días de clase en la mayoría de sus centros educativos. Varios de ellos se ponen como meta un calendario integrado por 190 días anualmente. Además, el tiempo de aula se utiliza generalmente en actividades orientadas al aprendizaje. Otro aspecto relevante es que se capacita y actualiza a los directivos y docentes para que realicen su labor en el centro educativo y en al aula de mejor forma. En tercer lugar, puede mencionarse una orientación hacia la formación integral de los alumnos. El método Plenitud engloba muchos elementos para alcanzar una educación de calidad, se privilegia la lectura y la matemática sin descuidar otras áreas curriculares.
Además, los centros de Fe y Alegría cuentan con tecnología para permitir que los estudiantes adquieran las competencias tecnológicas que les permiten ser ciudadanos del mundo global. Otro elemento central del modelo es la formación laboral complementaria, a la cual tienen acceso los estudiantes del nivel medio. En algunos centros educativos, como el ubicado en la colonia El Amparo, zona 7, cuentan con talleres que permiten a los jóvenes adquirir competencias para desempeñarse como chef con especialidad en cocina y catering, confección o mecánica automotriz, entre otras. Sin embargo, algo importante es destacar también la formación en valores, que se imparte a los alumnos y también se comparte con las familias. Se organizan escuelas de padres, pues ellos son un eslabón fundamental en Fé y Alegría,y participan activamente en la gestión de los centros educativos apoyando un comité específico. El resultado es que cuentan con el menor índice de deserción en América Latina, de los países que cuentan con centros de esta organización.
La clave de Fe y Alegría ha sido el liderazgo que demuestran sus directores, la capacidad de realizar alianzas, el compromiso de su personal docente que se entrega más allá de lo esperado y la capacidad de gestión para aprovechar al máximo los recursos escasos. Su experiencia nos da la esperanza que los niños de áreas vulnerables sí pueden tener educación de calidad.
El impacto se da a través de brindar educación gratuita y de calidad
Foto: Tomada por Empresarios por la Educación en el Centro Educativo Fe y Alegría No. 22, Ciudad Peronia, Villa Nueva, Guatemala
Fuente: Artículo escrito por Verónica Spross de Rivera en Siglo 21, 27/04/2016
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