¿Cómo arrancar el año escolar con fuerza? por Roberto Moreno

¿Cómo arrancar el año escolar con fuerza? por Roberto Moreno

El comienzo de un nuevo ciclo académico es un momento ideal para reflexionar acerca de nuestra profesión, el clima que deseamos generar en nuestros salones de clase, la comunicación que deseamos entablar con otros y el tipo de colaboración que deseamos promover. Ayuda a identificar estrategias que favorezcan el desarrollo integral de los estudiantes y su logro de los aprendizajes planteados. Además, es un buen momento para cuestionarnos sobre el tipo de docentes que deseamos ser y establecer un ambiente en que todos nos sintamos cómodos, apoyados, realizados y felices. 

Sobre el particular, recientemente me compartieron un artículo de Dan Turner, vicedecano para programas de maestría en la Escuela Foster de Negocios de la Universidad de Washington, en Seattle, en el que comparte algunas ideas para comenzar el ciclo académico con el pie derecho. El mismo me pareció especialmente ilustrativo para el inicio de clases. Además de sus tareas docentes, Turner coordina un grupo de trabajo que busca formas para diseñar e implementar estrategias de clase que propicien un aprendizaje activo, participativo e inclusivo para todos. La primera recomendación de Turner a sus colegas es que compartan con sus estudiantes más acerca de sí mismos, lo cual, a su juicio, no solo humaniza las relaciones interpersonales, sino que hace que las personas se sientan seguras, dando lugar a un aprendizaje más efectivo. 

Que los maestros se abran con otros para hablar de su identidad y procedencia, así como que comuniquen sus valores al principio del curso, estimula a los demás a hacer lo mismo y da mejores resultados, dice Turner. No sólo es una forma de dar la pauta sobre la forma en que se espera que las personas interactúen durante la clase, sino que propicia un clima positivo e incluyente. Una forma de hacerlo es que el docente comparta más con los estudiantes sobre su origen y la forma en que ello ha incidido en su vida, sus estudios y su trayectoria profesional. Por ejemplo, no es lo mismo pertenecer a la primera generación de universitarios en la familia, que contar con papás y/o abuelos que tuvieron educación superior. De igual manera, ser hombre o mujer o el grupo étnico al que uno pertenece marca la cancha de forma distinta. 

Algunos docentes preparan un video para presentarse al principio de la clase e instan a sus estudiantes a hacerlo. Además, dedican tiempo para conversar sobre los principios y valores en que creen o con los que están comprometidos. Sin embargo, el académico nos recuerda que los estudiantes tienen pensamiento crítico, por lo que hablarles sobre ello no es suficiente.  Los docentes deben modelarlo en el salón de clase, pues la congruencia y la autenticidad son ingredientes imprescindibles para lograr confianza y seguridad. Los métodos de enseñanza también deben responder a dicha escala de valores. El demostrar que uno es vulnerable, que ha enfrentado retos y que tiene limitaciones, posibilita que los estudiantes no tengan temor de expresar sus perspectivas, que no se sientan obligados a ocultar lo que les inquieta, que puedan abordar temas controversiales o complejos y que estén mejor dispuestos a escuchar a otros y colaborar con ellos.  

Enunciar los valores y compartirlos con los estudiantes es a la vez una invitación para que ellos piensen en los propios y puedan contrastarlos con los de su profesor y con los de sus compañeros.  El reconocimiento de las diferencias contribuye a la tolerancia, a la solidaridad y a la equidad, reconociendo que las personas tenemos distintas formas de ver el mundo y que nuestras acciones y creencias responden a dichas convicciones. El respeto a las diferencias ayuda a que nos comprendamos mejor y a que establezcamos vínculos más fuertes con los demás. 

Para lograr este cometido, Turner se confiesa como un firme creyente en lo que denomina “Community Compact”, una guía establecida entre los participantes, que rige los comportamientos de todos los miembros del grupo.  Él se refiere a establecer una serie de estándares y normas que guíen la forma en que las personas deben interactuar en el salón de clase, especialmente cuando están abordando un tema delicado o que se presta a opiniones muy distintas entre sí. La participación de los estudiantes en el establecimiento y aprobación de dicho marco los compromete más con el mismo y contribuye a que lo respeten. Mantener dicho acuerdo escrito y a mano es una forma de recordar permanentemente a todos cómo deben comportarse y ayuda a evitar situaciones tensas que no sean productivas o que no conduzcan al aprendizaje. 

El autor concluye recordando a todos que el ejercicio profesional llama en la actualidad a tener más opciones, a involucrar a personas con distinta formación y especialidades y a incluir puntos de vista distintos en el análisis de los distintos temas y problemas. Para poder desenvolverse en dicho entorno, los estudiantes deben estar expuestos a un ambiente de aprendizaje en el que todos se sientan cómodos y seguros de expresar sus opiniones, externar sus dudas o preocupaciones y compartir sus ideas y lo sienten. Contar con un ambiente abierto que sea receptivo a su participación.  Todo ello contribuye a formar mejores líderes para el futuro. Aprovecho para desear a todos los educadores y a sus estudiantes un fructífero ciclo escolar, para el beneficio y crecimiento de todos.

https://elperiodico.com.gt/opiniones/opinion/2023/01/13/como-arrancar-el...

 

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