Cómo brindar educación sin recursos
Entrevistas recientes al ministro de Educación, profesor Rubén Alfonso Ramírez, denotan algunosde los desafíos que enfrentará el gobierno en los próximos cuatro meses. En sus apariciones públicas, el funcionario ha insistido en que las decisiones deben encaminarse a brindar a los niños y niñas el cuidado y la educación que merecen. En este breve período, las tareas fundamentales a su cargo serán dos: pasar la estafeta a las próximas autoridades y asegurar que el presupuesto del próximo año cubra las necesidades básicas del sector. Una transición fluida de mando a quienes sean nombrados para dirigir la cartera a partir del 14 de enero no solo conllevará una presentación ordenada de los programas en marcha, sino realizar un análisis acucioso del presupuesto del Mineduc para el 2016. Es evidente que esto no es sencillo, pues paralelo a su acelerada inducción al Despacho, el profesor Ramírez deberá liderar un enorme esfuerzo para cubrir un déficit de cerca de Q700 millones, que el Ministerio requiere para terminar el año. En el último trimestre del año, con suerte e ingenio, apenas se alcanzará a cubrir los compromisos derivados del pago de salarios y prestaciones a los trabajadores. La falta de recursos truncará varias acciones previstas en el plan anual. Además, existen compromisos adquiridos que quedarán como parte de la deuda flotante y serán arrastrados al año entrante.
La sociedad reclama una buena educación, que alcance a todos sus habitantes. Sin embargo, debemos reconocer que la tan urgida agenda de calidad educativa no puede ser pagada con cascaritas de huevo huero. Será determinante asignar recursos complementarios para financiar las necesarias mejoras en infraestructura, pertinencia, equidad y calidad de la educación. La formación inicial docente, la profesionalización de los maestros, la puesta en marcha del currículo nacional base, la alimentación escolar, la distribución de textos y libros de lectura, el fortalecimiento de la educación bilingüe intercultural, la ampliación de cobertura en preprimaria y secundaria, la formación para el trabajo y las inversiones en tecnología, solo para mencionar algunos ejemplos, demandan recursos adicionales. Como se perfilan las cosas, indistintamente de los resultados de la segunda vuelta, hay pocos grados de libertad para cumplir las promesas electorales. Si el Congreso de la República no aprueba el presupuesto general de ingresos de la nación para el próximo año y se deba operar con el de este año, el Ministerio de Educación enfrentará retos enormes. Aun si se aprueba un nuevo presupuesto, dados los ingresos tributarios y de otras fuentes, la posibilidad de que los recursos sectoriales se amplíen sustancialmente es muy baja. Al encontrarse contra la pared, el Mineduc tendrá que priorizar programas. Habrá de eliminar gastos superfluos, atacar factores que resulten en ineficiencia o desperdicio de recursos y respaldar aquellas acciones que generen un mayor costo beneficio. Además de una administración austera, habrá que hacer un concienzudo análisis del costo de oportunidad de todas las inversiones en el sector, incluidas las derivadas de las negociaciones de pactos colectivos. Esto conducirá a las autoridades educativas a privilegiar algunos programas y estrategias sobre otros, que deberán ser postergados. Se trata de decisiones difíciles de asumir, para lo cual el respaldo ciudadano será indispensable. El profesor Ramírez enfrentará serias responsabilidades en un corto tiempo. Deseo al Ministro muchos éxitos en su gestión. Esto lo hago extensivo a los futuros gobernantes.
Fuente: Artículo de Roberto Moreno Godoy escrito en elPeriódico, 02/10/2015
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