"Apostemos a la primera infancia" (18/02/2015)

La educación es uno de los factores clave del desarrollo. En muchos países ocupa un lugar importante entre las diversas políticas públicas orientadas a superar la pobreza y ofrecer igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos. La formación para la vida se logra a través de una educación de calidad que prepare a los niños y jóvenes para desempeñarse exitosamente como ciudadanos globales.

Partiendo de esa premisa, es necesario reconocer que invertir en programas de educación inicial y preprimaria tiene un impacto positivo en el desarrollo de las personas. Los primeros seis años de vida, y algunos expertos indican que son siete, son la etapa fundamental en la educación para alcanzar el potencial de las personas. Los países que han invertido en la educación de la primera infancia cuentan con ciudadanos que han logrado mayores niveles de formación, pues quien tiene acceso a la educación inicial después tiene mejores resultados en la primaria e incluso en la secundaria.

Desde la investigación académica, el foco en la Primera Infancia se ha potenciado en el mundo, tanto en términos de investigación sobre efectividad, como en programas integrales de calidad. Asimismo, cabe mencionar que los aspectos centrales del desarrollo humano se articulan en los primeros años de vida, por lo que la educación inicial juega un rol importante porque desarrolla habilidades sociales y destrezas que facilitan el aprendizaje a lo largo de la vida. La Unesco (2005) señala que deberíamos aspirar a crear políticas que mejoren el acceso a estos programas, mejorar la calidad de las prácticas en este sector y aumentar las capacidades nacionales y regionales para proveer atención en educación inicial y preprimaria.

Guatemala tiene como marco de referencia tanto la ley como la política pública de Protección Integral de Niñez y Adolescencia (Ley Pina y PPPI, respectivamente), que establecen el fortalecimiento de la institucionalidad a favor de las niñas y los niños menores de seis años. La idea es visibilizar a este grupo poblacional en los marcos jurídicos, políticos, institucionales, entre otros objetivos.

Entre los desafíos que se enfrentan están los siguientes: a) Los programas de educación preprimaria benefician primordialmente a la población que reside en zonas urbanas, aunque ha aumentado la cobertura, no todos los niños en las zonas rurales asisten a las escuelas de párvulos; b) hace falta hacer eficientes los niveles de coordinación de programas diversos que se dedican a la atención de las niñas y los niños en la educación inicial; c) no contamos con un sistema de atención a la primera infancia que tenga avances significativos en materia de cobertura, calidad, financiamiento e institucionalidad, sin perder de vista el problema de mala nutrición; d) es importante concienciar los padres de familia de la necesidad que existe que sus pequeños asistan a los centros o las escuelas de atención a la primera infancia, así como capacitar a las madres para que apoyen a sus hijos en esta etapa.

Mexicanos Primero realizó un estudio titulado Los Invisibles, que aborda el tema de la primera infancia en México y de cómo esta etapa tan importante en la formación de un ser humano ha pasado desapercibida. Ese estudio refleja lo que vivimos el resto de los países latinoamericanos en donde muchas mujeres que salen a trabajar tienen que sacrificar el cuidado de sus hijos. Es aquí en donde las guarderías toman un rol importante. Para muchos niños, especialmente aquellos que viven en condiciones de vulnerabilidad, la disponibilidad de programas que promuevan el desarrollo infantil temprano, se vuelve un factor fundamental para que logren alcanzar su máximo potencial.

 

 

Fuente: Artículo de Verónica Spross escrito para Siglo 21, 18/02/2015 (foto de Empresarios por la Educación)

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