El Día Mundial de la Alfabetización fue el motivo por el cual el Comité Nacional de Alfabetización, CONALFA, presentó su informe de avances y un documento con su posicionamiento actual, denominado “Hacia una alfabetización innovadora”. Debemos hacer un alto en el camino y revisar el grado de avance y de efectividad de las estrategias de alfabetización que se han implementado desde que surgió el referido comité con base en la Ley de Alfabetización de 1986 y su reglamento, promulgado en 1991.
Después de tres décadas de existencia y de recibir uno por ciento del presupuesto de ingresos ordinarios del Estado, según artículo 13 transitorio de la Constitución Política de la República, es de cuestionar si se han logrado los objetivos planteados y si se ha cumplido con la misión alfabetizadora.
La asignación constitucional debía asignarse durante tres gobiernos originados a partir de la vigencia de la Constitución. La aprobación de los presupuestos y programas de alfabetización, la fiscalización y supervisión de su desarrollo estarían a cargo de un comité compuesto por los sectores público y privado; la mitad más uno de sus miembros será del sector público. El comité es coordinado por el Ministro de Educación, quien suele delegar la participación del Ministerio en un Viceministro, que generalmente ha sido el Técnico. Su presupuesto en 2016 fue de 214.9 millones de quetzales y está incorporado con el del Ministerio de Educación, aunque CONALFA funciona de manera autónoma e independiente. Sus fuentes de financiamiento provienen de los ingresos ordinarios y de impuestos específicos como el de salida del país.
Se reporta que el analfabetismo se ha reducido de 52% en 1986 a un 12.3% en 2016, en la población de 15 años y más. Es un avance en el indicador que podría decirse es aceptable. Sin embargo, esta reducción en el indicador no se atribuye únicamente a la labor de CONALFA sino que proviene también del aumento de cobertura en la primaria, que casi se ha universalizado, cerrando por tanto el chorro del analfabetismo en la niñez.
Según las estimaciones de población aún existen 1.2 millones de personas que no saben leer y escribir, a quienes es necesario atender mediante estrategias innovadoras. El desafío que CONALFA se plantea es que la formación que se realice sea relevante y motive a las personas que se inscriben a terminar el proceso. Ello se logrará solamente si los programas son de interés para desarrollar destrezas útiles para la vida y para la inserción laboral.
Entre los desafíos de la alfabetización en el siglo veintiuno están llegar a esos segmentos poblacionales que aún son analfabetas y que son más difíciles de atender por su ruralidad o condiciones etáreas. Además, es un reto incorporar la tecnología como un área novedosa que permita la innovación y el acceso al conocimiento mundial. Algunos municipios se han esforzado por llegar a ser declarados Libres de analfabetismo, aunque hay varios que están en cola para ser reconocidos como tales. Es momento de revisar a fondo las estrategias de alfabetización y considerar los puntos en común con otras estrategias, como la educación extraescolar que impulsa el Ministerio de Educación, los programas de INTECAP así como la formación que se brinda a las madres en temas de salud y para reducir la desnutrición crónica. Hay mucho por hacer, especialmente en cuanto a revisar las acciones de CONALFA, redireccionarlas e innovar para reducir el analfabetismo de manera efectiva y a un costo razonable.
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