"Un fraude llamado educación" por Caroll Zardetto

La semana pasada, Joviel Acevedo y su organización magisterial realizaron bloqueos en las carreteras de todo el país. Su proclama era la defensa del aumento presupuestario para el Mineduc. Muchas otras manifestaciones encontraron la respuesta férrea del orden público, causando graves daños, pero no esta. La presión también fue atendida con prontitud por un Congreso de ordinario anquilosado y perezoso. Toda esta condescendencia hizo evidente que, bajo de todo este ajedrez, se esconden oscuras razones.

¿Era legítima la petición de aumento presupuestario para el Mineduc? La pregunta nos deja mudos. Sí, porque este país es como un nudo. Por un lado, está la cruda verdad de que somos uno de los países latinoamericanos que invierte menos en educación. Si a esto le agregamos una tasa de crecimiento poblacional muy alta, tenemos claro el panorama. El Mineduc es un ministerio cenicienta, siempre rezagado en sus obligaciones.

Pero también es cierto que la función educadora liderada por el Mineduc es un completo fracaso. No lo digo yo. Lo dicen las evaluaciones anuales realizadas por el propio Ministerio. Los resultados son aberrantes. Si el 95 por ciento de alumnos no aprueban la evaluación en Matemática y una cifra similar no aprueba la evaluación en Lenguaje (únicas dos áreas que son medidas), entonces debemos concluir que tenemos una estructura magisterial y una organización administrativa que no merece más dinero. Lo que merece es una profunda reestructuración y un cambio de rumbo. Y aquí caemos en el problema de la calidad del gasto. Pagar mayores salarios a los mismos maestros que hacen fracasar el sistema, ¿será una buena inversión? ¿Cuál será la rendición de cuentas que se exigirá a cambio de este profundo endeudamiento de las finanzas públicas?

La verdad de este asunto no está en la mejora ni de los maestros, ni del sistema educativo. Está en los proyectos electorales y en el afianzamiento de ese mago oscuro de la política chapina que se llama Joviel Acevedo. Este maquiavélico alfil ya está alineando sus fuerzas para proveer de carne votante a las “propuestas” electorales en el horizonte. Así las cosas, poco podemos avanzar en nuestros propósitos como nación. ¿A quién le importan? Ni a los políticos, ni a los maestros, ni a organizaciones que hacen despreciable el movimiento sindical, pues lo traicionan.

Mientras tanto, niños y jóvenes son las víctimas del sistema. Su futuro es amenazado por una educación mediocre, obsoleta, que en lugar de potenciar su curiosidad e inteligencia los disminuye y mutila. Llegarán a la universidad como analfabetos funcionales, ignorantes, sin capacidad de pensar o tener criterio. ¿Para eso pagamos impuestos?

 

Fuente: elPeriódico, Sección Opinión, 07/02/2014

Fecha del Artículo: 
Viernes, Febrero 7, 2014

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