"Pruebas y vouchers" por Hosy Orozco (24/04/2014)

 

Existen estudios serios sobre el impacto de las evaluaciones estandarizadas en los sistemas educativos. Reseñaré algunos. Un primer documento denominado Evaluaciones estandarizadas del rendimiento escolar, fue elaborado en 2013 por el Consejo Nacional de Educación de Perú (CNE). En el primer capítulo explica la diferencia entre el enfoque de evaluación de bajas y altas consecuencias, que pueden ser para los alumnos, centros educativos o para los mismos docentes.

Sobre el caso de evaluaciones de altas consecuencias para docentes o centros educativos, como se ha hecho en Estados Unidos con el cierre de centros educativos a través de la ley Ningún niño se queda atrás, se explica que este tipo de consecuencias hace que la educación funcione por el modelo económico de oferta y demanda. Las escuelas ofrecen un servicio (educación) a los clientes (familias), las familias reciben una asignación financiera del Gobierno (voucher), y con ello pueden elegir en qué escuela inscriben a sus hijos. Esto genera una competencia entre las escuelas para atraer a la mayor cantidad de familias, y se esfuerzan por demostrar que ofrecen un servicio de mayor calidad. Los centros educativos cuyos alumnos obtienen mejores resultados en las pruebas estandarizadas, utilizan esto como su mejor promoción de calidad para atraer a estas familias. Este documento sugiere que en el contexto de países como Perú, la competencia que se pretende generar entre escuelas sería posible en zonas urbanas, pero no en las zonas rurales, donde no existen muchos centros educativos alternos.

Luego de un recuento de la experiencia en Perú, el CNE recomienda: seguir promoviendo y perfeccionando la evaluación estandarizada, pero evitando usar el enfoque de evaluación de altas consecuencias por el contexto nacional, y abogan por seguir priorizando un enfoque de bajas consecuencias que sirva de información para implementar programas de mejora, focalizar mejor los insumos y recursos a escuelas con bajo desempeño; mejorar la presentación de los resultados y su uso; adaptar las pruebas según regiones lingüísticas y poblaciones minoritarias; evaluar longitudinalmente (ver avance de cohortes o promociones); examinar si quien debe evaluar es un ente externo al Ministerio de Educación; y seguir participando en evaluaciones internacionales, para compararse e integrar dichos estándares globales en el ámbito local.

 

Fuente: Hosy Orozco, Diario de Centroamérica, 24/04/2014.

 

 

Fecha del Artículo: 
Jueves, Abril 24, 2014

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